Los objetivos e intereses detrás de una inversión o una adquisición pueden ser muy diversos, así como también lo son los perfiles de los inversores que compran toda o parte de una empresa.
En estos casos, conocer qué tipo de inversores existen nos va a ser muy útil para decidir qué tipo de inversor queremos para nuestra empresa, ya que no todos tienen el mismo objetivo, y cuál encajará mejor con los objetivos de la transacción que planteamos y el proyecto empresarial desarrollado a lo largo de los años.
Podemos agruparlos en distintas categorías, en función de las características que tengan, las operaciones que lleven a cabo y las finalidades que persigan.
Los inversores industriales son aquellas compañías que cuentan con amplios conocimientos y expertise en el mercado en el que actúan y buscan el crecimiento inorgánico mediante la adquisición de una empresa.
A grandes rasgos, su objetivo es reforzar con la empresa adquirida las capacidades estratégicas de su empresa en un sector determinado.
Otras motivaciones que pueden perseguir este tipo de inversores son la diversificación de su actividad, mediante la incorporación de nuevas líneas de negocio, la expansión a nuevos mercados o la extensión de las actividades hacia modelos de negocio relacionados.
Esta inversión suele tener un horizonte temporal de largo plazo y se centra en la obtención de una ventaja estratégica, ya sea por crecimiento, sinergias, posicionamiento, cartera de clientes o canales de distribución.
En el caso de un inversor financiero, su objetivo principal suele ser la obtención de rentabilidad a través de su inversión. Por este motivo, no tiene por qué estar especializado en un sector en concreto sino que puede operar en mercados o tipos de compañías muy distintos.
Dicho de otro modo, lo que busca este tipo de inversor son oportunidades de crecimiento fuerte para hacer crecer el negocio y en un determinado momento, normalmente en el medio plazo, vender la empresa.
Dentro de los inversores financieros podemos encontrar distintos tipos:
Estos inversores parten de la gestión de un patrimonio familiar, que se puede haber obtenido bien por herencia o bien por la venta de una empresa familiar. En función de su tamaño y el volumen del capital disponible, su gestión estará más profesionalizada o menos.
Principalmente, con la inversión o adquisición de empresas se busca un rendimiento superior al que se obtendría con otras opciones alternativas disponibles.
Los conocidos como fondos de capital riesgo tienen como principal objetivo invertir en empresas con un alto potencial de crecimiento para aumentar su valor y después, vender las acciones o participaciones para obtener beneficio de la inversión realizada, tanto a través de la plusvalía que se genera a consecuencia de la mejora de la situación financiera y comercial a lo largo del tiempo que dure la inversión, como a través de los posibles rendimientos que genere esta en cada ejercicio.
Dentro de este tipo de fondos, encontramos los conocidos como Venture Capitals (VC) que se especializan en “startups” y los Private Equitys (PE), que invierten en todo tipo de empresas privadas.
Es un modelo de inversión a través de la compra de una única empresa ya existente. En estos casos, cuando se constituye el Search Fund, se levanta capital de distintos inversores y se procede a la búsqueda de una oportunidad, a partir del estudio de un gran número de compañías, de cara a seleccionar una para adquirir y gestionar de manera directa mientras dure la inversión.
Lo que caracteriza este tipo de inversiones es que entran profesionales que se implican de manera directa en la dirección y gestión de la compañía y que tienen experiencia y conocimientos del mundo empresarial, y que se centra exclusivamente en una compañía, que es objeto de adquisición.
El objetivo que se persigue es el aumento de la rentabilidad, la profesionalización de las actividades y, en definitiva, el aumento del valor de la empresa.
En este caso nos encontramos ante personas con una amplia visión de negocio y expertise que deciden invertir su propio capital en empresas jóvenes y proyectos ambiciosos, en los que aportan además sus conocimientos y experiencia a los propietarios.
Su principal diferencia respecto a las Venture Capitals se encuentra en el origen del dinero. En el caso de estos últimos, el dinero suele provenir de unos fondos ajenos de individuos y compañías que confían su dinero para que la VC los gestione. En cambio, los Business Angels, invierten su propio dinero.
Este es quizás el perfil menos profesional de inversor, pero suelen guardar una estrecha relación personal con el fundador de la empresa. Su presencia es vital en las primeras rondas de financiación de startups, ya que dan el primer empuje necesario para el lanzamiento del proyecto.
Este tipo de inversor suele invertir cantidades pequeñas de dinero pero suficientes para ayudar a la empresa a arrancar o validar el modelo de negocio en el caso de startups.
Cuando hablamos de inversor particular nos referimos a una persona que, por sí sola, está interesada en invertir y comprar empresas privadas. Puede ser persona física o jurídica y a través de pequeñas inversiones va creando su propia cartera de empresas o adquiriendo negocios ya en funcionamiento para explotar diversas actividades, aportar su visión y desarrollar el proyecto empresarial a partir de una base ya consolidada.
En definitiva, detrás de la compra o inversión de empresas puede haber motivaciones muy distintas y perfiles muy variados, con lo que es conveniente tener en cuenta el tipo de inversor que va a encajar más con las preferencias del vendedor, los objetivos que tiene a la hora de encarar una transacción corporativa y, en definitiva, el socio que será el más indicado para entender la compleja realidad de cada compañía y entender la visión empresarial que hay detrás