En el mundo empresarial, el Non Disclosure Agreement (NDA) o acuerdo de confidencialidad son una práctica estándar, especialmente durante procesos de fusiones y adquisiciones (M&A). Es un documento imprescindible en la compraventa de empresas que proporciona un marco de seguridad al permitir compartir información sensible con confianza y garantizar protección a la empresa de posibles perjuicios.
Por eso, se torna fundamental detallar qué es este tipo de acuerdo y, sobre todo, por qué es tan importante en la compraventa de empresas.
Un NDA es aquel en el que las partes que lo firman se comprometen a mantener en secreto determinada información por la sensibilidad de este tipo de operaciones ya que su revelación podría ser utilizada de forma fraudulenta (información privilegiada) o por la competencia para su beneficio.
Estos acuerdos son comunes no solo en transacciones corporativas, sino también en contrataciones de personal y acuerdos con proveedores. La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) pone a disposición de cualquier usuario un modelo básico de NDA, adaptable a cada una de las necesidades o de situaciones que se den en un proceso concreto.
En este documento, se debe reflejar el compromiso y las obligaciones que acuerdan las partes a la hora de no revelar una determinada información a otras personas o entidades. Para ello, se debe establecer clara y detalladamente qué tipo de datos no deben ser revelados, así como las consecuencias que tendría el hacerlo.
En el caso de un proceso de M&A, ambas compañías deben dejar reflejado en el acuerdo qué tipo de datos no deben salir a la luz durante el proceso y por cuantos años. Asimismo, qué penalizaciones podría acarrear el incumplimiento, que suelen ser bastante altas.
En definitiva, lo que debe aparecer en este NDA son:
Cuando se inicia un proceso de M&A son muchos los datos críticos compartidos entre las partes. Se debe hacer una due diligence económica, jurídica y fiscal que muestre una fotografía en tiempo real de la situación de la empresa a adquirir o fusionarse a nivel de cadena de suministro, fabricación, empleados, clientes y proveedores.
Es decir, todo un conjunto de informaciones que, si son filtrados a terceros, pueden ser aprovechados para dañar notablemente la situación de una empresa en cuestión. Por tanto, es notable la necesidad de dotarse de unos marcos de confidencialidad en los que poder compartir una determinada información con la tranquilidad de que un inversor interesado en la empresa no lo revelará.
De igual manera, es importante para mantener la estabilidad de la empresa. Si se produce una fuga de información sobre la operación, es posible que empleados de la compañía, proveedores o clientes se pongan nerviosos y la operativa se vea negativamente afectada (baja productividad, retrasos en suministros o pérdida de clientes).
En un proceso de M&A el control de la información es vital, como ya hemos visto. Por eso, el arte del secreto debe aplicarse desde el primer momento. Lo habitual es elaborar un informe o perfil ciego para captar la atención de potenciales inversores en la compañía, sin revelar demasiado datos sensibles.
Ahora bien, una vez que esos inversores quieran seguir dando pasos, entonces será necesario establecer un acuerdo de confidencialidad, incluso si la operación no termina fructificando. En ese proceso, los inversores conocerán información a la que el resto del público no tiene acceso. Por eso, hay que aplicar el NDA casi desde el principio.
Por todo ello, si estás preguntándote cómo y cuándo aplicarlo en un potencial proceso de M&A, la respuesta está clara: tras presentar el perfil ciego y recibir el interés de un potencial inversor. Por tanto, es mejor aplicarlo en el inicio del proceso y, después, si es necesario puede ampliarse o elaborarse un nuevo acuerdo en el que se incluyan otras cláusulas u obligaciones.