Pongamos sobre la mesa unos datos acerca de la supervivencia de las PYMEs en España para tomar conciencia de la importancia de dar entrada a un nuevo socio en el accionariado de una compañía:
Estos datos ponen de manifiesto la importancia de buscar soluciones de futuro, que las hay, para garantizar la continuidad del negocio, máxime en un país como España, donde el 99% del tejido empresarial está constituido por PYMES y más de un tercio son empresas familiares. En buena parte de los casos anteriores, la mortalidad empresarial viene causada por falta de tamaño.
Además del crecimiento orgánico, existen otras vías alternativas para ganar dimensión a través de fusiones y adquisiciones (M&A, en sus siglas en inglés) o de la entrada en al accionariado de un nuevo socio, ya sea industrial o financiero, lo cual ofrece hasta 7 ventajas:
Sin duda, los movimientos corporativos, ya sean fruto de operaciones de M&A como de la incorporación de un accionista permiten aumentar de tamaño de una forma más acelerada que la vía orgánica. Supone la llegada de nueva inyección de capital y/o complementariedad de oferta que detallamos en siguientes ventajas.
La entrada de nuevo capital ayuda a financiar nuevas iniciativas o proyectos que la empresa anteriormente no podía abordar. Además, un aumento del capital mejora la liquidez y solvencia financiera de la empresa lo que, a su vez, abre la puerta a nuevas vías de financiación. Y si, además, es un socio industrial, puede complementar la oferta de productos o servicios aportando un mayor valor añadido o diversificando la actividad.
Apertura de mente, nueva cultura corporativa, diversificación, expansión… Sin duda, un nuevo socio trae aire fresco con el que plantear otras proyecciones de crecimiento no contempladas hasta ahora y/o gestionar de manera diferente. También puede aportar nuevos contactos, tanto a nivel de proveedores, como de clientes e inversores que pueden ayudar a la empresa a crecer y expandirse. Al mismo tiempo, un nuevo socio puede traer habilidades y conocimientos en áreas como finanzas, marketing o tecnología, lo que también suma al crecimiento.
Otra de las ventajas de incorporar a un nuevo socio es delegar y distribuir la carga de trabajo de otra forma, lo que, por otra parte, contribuye a reducir el estrés. Esto permite enfocarse en otras palancas de mayor valor que innoven y contribuyan al crecimiento de la actividad, bien con nuevos productos o servicios o con mejoras de eficiencia y productividad.
Cuando se tiene más de un socio, el riesgo se divide entre los accionistas. Esto ayudar a reducir el riesgo de pérdida financiera en caso de que algo salga mal en la empresa y a gestionar mejor las adversidades.
La ausencia de sucesor es uno de los grandes problemas de buena parte del tejido empresarial, y no solo de España, sino de Europa, donde el 60% del PIB lo aportan las PYMEs, según el BCE. Sin duda, la entrada de un nuevo socio en el capital soluciona esta problemática que en nuestro país irá en aumento ante la llegada a la jubilación de la generación del ‘baby boom’, de la que han salido muchos empresarios que se retirarán de la vida activa a partir de 2030. Otro dato: más del 70% de estas empresas familiares no tiene un plan de sucesión, según el IEF.
En muchas ocasiones, se incorpora a un nuevo socio para que sirva de revulsivo en un área fundamental en las empresas como es la digitalización. Esta palanca, ya de serie en toda compañía nueva, puede mejorarse sobremanera con la llegada de un accionista que aporte y/o cubra las debilidades en materia de digitalización.
En resumen, incorporar un nuevo socio proporciona una amplia gama de beneficios a una empresa, no solo a nivel de competitividad y productividad, sino también de consolidación y de relevo generacional.
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