El descuento de flujos de caja es un indicador que busca valorar una compañía por la capacidad que tiene de generar free cash flow en el futuro. Esta ratio no es otra que cosa que el efectivo que una empresa tiene tras cubrir los gastos operativos y realizar las inversiones necesarias en sus activos fijos. Es decir, es el dinero del que dispone el negocio para repartir dividendos, reducir su deuda o invertir en sí mismo.
Probablemente, en este punto te preguntes cómo se calcula el descuento de flujos de caja y qué es lo que tiene en cuenta, puesto que se basa en la capacidad futura de una empresa y no en datos cerrados del pasado o del presente. Por eso, debes saber que es un indicador complejo en el que se tienen en cuenta diversos datos.
El primero es, precisamente, el free cash flow de la empresa, tanto actual como el que ha tenido en ejercicios pasados. En base a ello, se hace una predicción a los años que se deseen.
Después, es necesario tener en cuenta la tasa de descuento, que refleja el riesgo de la empresa y se utiliza para descontar los flujos de caja futuros al presente. Habitualmente, para conocer el dato de la tasa de descuento se toma el Coste Promedio Ponderado del Capital (WACC), que es una combinación del coste del capital propio y el de la deuda de la empresa.
Una vez tengamos los dos datos disponibles para cada año, se deben descontar los flujos de caja futuros utilizando la tasa de descuento con la siguiente fórmula:
Free cash flow del año 1 / (1 + la tasa de descuento)1
Vamos a verlo con un ejemplo en el que la tasa de descuento es del 10% y la caja del año 1 es de 100.000:
100.000 / (1+0.10)1 = 90.909
Este ejercicio habría que hacerlo con cada uno de los proyectados hasta obtener un dato por año. Posteriormente, se sumarían todos ellos para conocer el DCF.
De este modo, podemos afirmar que el valor de un activo depende del flujo de caja que se espera que genere en el futuro, por lo que este indicador se hace esencial en un proceso de M&A pues nos ayudará a saber valorar correctamente el negocio y no pagar por encima o tener una rentabilidad por debajo de lo previsto. Si no somos capaces de calcularlo, siempre se puede contactar con un asesor o un experto que nos ayude a valorar la compañía.
Mas sencillo de calcular el múltiplo del EBITDA se usa, no solo para valorar una pyme, sino para compararla entre la competencia. Por tanto, se puede afirmar que ambos métodos de valoración representan dos indicadores complementarios y que ofrecen en conjunto una visión más completa y objetiva de la valoración del negocio.
Así, el DCF se centra en un cálculo individual de la empresa, mientras que el múltiplo del EBITDA toma el EV, que es la valoración de la empresa en la que se suma tanto la cifra estimada en la que está valorado el negocio más la deuda neta (que es la deuda total menos el efectivo y equivalentes) y se divide entre el EBITDA. Es un dato que, a diferencia del descuento de flujos de caja, no nos dice nada por sí solo, pero sí cuando se compara con empresas similares.
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